Directrices sobre políticas de inclusión en la educación
En el mundo cada vez más globalizado de hoy en día, en el que está teniendo lugar un aumento de las disparidades en la distribución de los ingresos que signifi ca que el 60% de la población mundial vive con sólo el 6% de los ingresos mundiales, el 50% vive con unos ingresos de dos dólares diarios y más de mil millones de personas con ingresos de menos de un dólar por día, “la pobreza constituye una amenaza para la paz”. La pobreza y otros factores que contribuyen a la exclusión afectan gravemente a la educación. Aunque se están realizando progresos en la consecución de los objetivos de la Educación para Todos (EPT) y los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), como demuestra el descenso del número de niños no escolarizados y el aumento de las tasas de matrícula, actualmente se hace especial hincapié en aquellos educandos que todavía no están escolarizados o a los que resulta difícil llegar. También se está prestando más atención a los numerosos niños y jóvenes que asisten a la escuela pero que están excluidos del aprendizaje, que es posible que no fi nalicen el ciclo de la enseñanza primaria completo o que no reciban una educación de buena calidad.
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